viernes, 15 de octubre de 2010

Tratando con los expertos

Convengamos que si yo me quiero teñir el pelo de negro azabache, o de rubio claro dorado N°57, no voy a ir hasta la peluquería para que me cobres 70 pesos el teñido, y me halagues mi hermoso pelo SOLO para terminar diciéndome “Igual lo tenés un poco seco… ¿Te pongo una ampollita?” (Entiéndase: ¿Te cobro $50 más por el lavado?)
Para eso, me voy al super, me compro la tintura a 10 pesos y le cebo unos mates a mi amiga copada para que me la ponga.

Entonces, ¿cuándo es que caigo en las inútiles manos del peluquero amigo?
Cuando se me ocurre que quiero volver a mi color natural, y por supuesto, ni me acuerdo como era ni conozco su nombre técnico. Entonces, me dejo crecer las raíces por 3 meses (para que si me toca uno medio bizco no tenga dudas) y me encamino hacia el martirio.
Todo parece marchar sobre ruedas cuando le explico gentilmente mi deseo y ella parece comprender a la perfección. Luego, me trae el catálogo de colores, o como sea que se llame, para preguntarme cuál es el color que a mi me parece que sería conveniente ponerme… Y digo yo, no fue esa la pregunta que en principio fui yo a hacer a ese lugar?!?! Quién es el experto?!?!! Por qué tanta duda?!?!

OK, no nos precipitemos…

Yo- Ehhh… No sé, ¿a vos cual te parece?
Ella- Yo diría que alguno de estos dos
Yo- Perooo… ¿te parece…? ¿rubio?
Ella- No, pero mira que es un rubio oscuro…

(!?!?!?!!?)

No es que yo sea impaciente, pero digo… VOS SOS DALTÓNICA?!?!?!?! NO TE DAS CUENTA QUE MI PELO ES OSCURO?!?! QUE EL RUBIO ME QUEDA NARANJA PORQUE MI PELO ES NEGRO?!?!?! NEEEEE-GROOOO!!!!

Yo- No, bueno, pero vos pensá que yo tengo el pelo decolorado, y si vos me pones un color claro, se va a lavar y la semana que viene voy a volver a estar rubia y con raíces negras. (BTW, no se supone que hiciste un curso al respecto de esto??)
Ella- Bueno, entonces te pongo el castaño claro…

Yo no quería dejar de pensar que esta mujer es colorista, y que ella es la que sabe, con lo que si le parece que mi pelo es castaño claro, entonces no me voy a poner a discutir, porque, una vez más, para eso me compraba el tarrito en el super.

(Procedimientos normales de peluquería)

“Uy… me quedé corta, voy a preparar más tintura y te la termino de poner en la pileta que es más cómodo” ¡JA! ¡Más cómodo será para vos, a mi me va a agarrar tremenda tortícolis!

(Media hora en la pileta… Dolores de cuello agudos… Pero el sufrimiento termina, ya me están lavando)

Empieza el secado y… WHAT?!?! Mi pelo está… Está… CASTAÑO CLARO!!! Por supuesto! Qué esperabas?! Lo decía en el catálogo!!!

Ella- ¿Qué pasa? ¿No te gusta como quedo?
Yo- No, quedar quedó bien… Pero este no es mi color…
Ella- Ah, ¿qué? ¿lo querías más oscuro?
Yo- Lo quería de mi color (Por si no la habíamos charlado antes)
Ella- Bueno te lo oscurezco
Yo- No pero yo ya me tengo que ir, y además… ¿me lo vas a volver a teñir?
Ella- No, no te preocupes, te pongo unas cositas, son 10 minutos, pasa por la pileta…

NOOO!!!! Otra vez la tortura noooo!!!

(Pasan 30 minutos… Obvio… No siento el cuello, pero siento dolor, mucho dolor)

Ella- Ahora sí… ¿Lo querías oscuro?

Esta mina me esta jodiendo…

Yo- Ehhh… ¿Me pusiste negro?
Ella- No, te puse el color que sigue al anterior
Yo- Ajá… Pero me quedo negro…
Ella- ¿No lo querías oscuro?
Yo- Lo quería de mi color…
Ella- Bueno pero seguro que después se lava… Igual, si no quedaste conforme venite en unos días y lo cambiamos…

No la golpees, no sirve de nada, no tiene la culpa, capaz se golpeó la cabeza de chica, quedo conflictuada… No, no la golpees… No la golpees…

Con una mañana así, nada puede mejorar…




lunes, 5 de julio de 2010

No muy lejos de aquí...

Ya me quiero ir
ya me acorde de lo que huía, y no me puedo olvidar
esta aquí todos los días y me hace temblar.

Las cosas ya no son como solían ser
el tiempo corre distinto
las personas han cambiado también.

Te pido que me muestres el camino
porque a mi mapa le faltan hojas y no sé como llegar
tengo miedo de perderme si no lo puedo encontrar.

Dime la dirección, tal vez preguntando llegaré
a ese pueblo escondido que de odio nunca a oído,
que a la pobreza jamás le ha temido
y que sabe albergar todas las ideas divergentes de su gente.

Quiero ir a ese lugar en donde ni yo podré juzgarme
en el que no necesitaré preocuparme.
Allí donde si sale el sol ya nada es más perfecto,
allí donde no necesito de nada ni de nadie.
Entonces, vivir será mi único objetivo,
y todo lo demás no tiene importancia.

En este lugar podré amarlos sin restricciones
porque todos podremos aceptarnos tal como somos...
Yo sé que existe ese lugar en este mundo
porque sino no tendría sentido,
y me rehúso a creer
(porque de pensar ya me cansé)
que siempre hemos vivido en el sinsentido de querer cambiarnos,
en la vanidad de pretender que el otro sea como yo,
para odiarlo cuando se me parece,
en el disparate de no poder aceptarnos,
en la desinteligencia de poder entendernos
y en el infierno de no poder respetarnos...

Yo ya lo he entendido, no me lo niegues ahora...
Sólo prográmamelo en el GPS y allá te espero para unos mates.

jueves, 18 de febrero de 2010

Sin conciliar ni el sueño...

Reconciliar. Volver a conciliar, volvernos a poner de acuerdo. Acordar, negociar entre las partes, logrando un resultado que los conforme en mayor o menor medida.
El término es correcto, pero no convence en la experiencia (o no ME convence).
Cuando lo aceptás te vas conforme, sólo porque te llevaste algo, tal vez un poco más de lo que debías, o te hicieron creer que fue así.
Lo que es claro es que en ningún caso podrás llevarte todo lo que querías, porque tus primitivas pretenciones no se ajustaban a las del otro, y de ahí la disputa, y de la última, la negociación, en cualquiera de sus formas, y finalmente el acuerdo: la reconciliación.

Con él jamás eligiría el desacuerdo, si algo podemos conciliar, lo otro lo cedo, y estoy conforme, no me arrepiento. Tal vez un día acumule todos los restos y se arme una gran batalla, pero ese es otro cuento. Lo que me da gracia es el desarrollo, el proceso...

Es que cada vez que me saca de quicio, y me hace enojar, lastimarlo es en lo único que puedo pensar. Temo incluso llegar a disfrutar su desesperanza y su sufrimiento, y que así, destrozado, no le quede más que esforzarse para demostrar su sincero arrepentimiento.
Deseo con toda el alma que se de cuenta de que TODA la razón es mía, que la situación es exactamente como yo la veo, en cada rincón, en cada color, en cada hueco.
Quiero que realmente entienda que esta equivocado y no tengo por qué perdonarle.

Luego, comienzan a correr los minutos, con suerte alcancen a algunas horas, y se desata la lucha entre este enojo y mi desesperación por tenerlo otra vez conmigo; entre mi sed de venganza y mi necesidad de estar segura de que me sigue amando, de que nuestros planes siguen firmes, de que "por siempre" sigue significando lo mismo para los dos...

Y pasan algunas otras horas, y no entiendo, como es que todavía no escucho su desesperación ni su sufrimiento. No me ha llamado. ¿Tengo que dudar acaso de su arrepentimiento?
Ya no puedo estar segura de que llegue a ver sus errores y olvidar los mios, que venga a rogar por mi amor, mientras yo lo esquivo...

Pasa entonces un tiempo más, y sus palabras finalmente llegan, en un tono que suena a la añorada reconciliación, con tímidos perdones seguidos de aquella excusa que hace un rato me grito, y parece ahora tan aceptable en estos nuevos y gentiles términos.

En el fondo, todavía añoro su pleno arrepentimiento, su demostración de incondicional amor y entendimiento, pero no puedo desaprovechar esta oportunidad de dejar a mi corazón contento. Porque él no soporta sentirlo lejos. Y entonces lo resigno todo, me doy por vencida, suelto las armas, esquivo mi armadura yaciendo hace rato en el suelo, y corro a abrazarlo, me pongo a su nivel, y con unas tiernas disculpas recupero el aliento...

Que irónico se vuelve este acuerdo cuando uno intenta ser duro, o hasta necio...