miércoles, 23 de marzo de 2011

Aquellas pequeñas cosas

A veces creo que soy una persona normal, equilibrada si se quiere. Neurótica solo en términos estrictamente psicológicos. Digo, tendré mis temitas, pero no son tan serios… Uno podría pensar.
Ahora, si partimos de esta premisa, tenemos que caer en la conclusión de que el mundo esta mal, realmente esta muy mal. Sin meternos en temas muy serios como el hambre en el mundo, el hambre a la vuelta de la esquina, el morbo de los asesinos y torturadores, la perversión del pedófilo, la desesperación del drogadicto…
Hablando de las cosas simples y cotidianas, ¿cómo no perder la cabeza?
Pensémoslo un segundo, detengámonos al final de este párrafo y demos cuenta de por lo menos tres cosas que nos suceden periódicamente y realmente no podemos entender, nos irritan, nos hacen sentir molestos por dentro de una manera tan peculiar, como si fuéramos la fiera enjaulada en el zoológico y nos estuvieran molestando desde afuera. El animal enfurece, se irrita, quiere agredir, pero lo que más lo enfurece es no poder defenderse contra algo o alguien a quien podría abatir sin esfuerzo, o si por lo menos pudiera morir en una batalla justa…, pero que desesperación ahí enjaulado.
En este caso la jaula serían los modales, la civilización, algo de eso. La fiera, somos nosotros, por supuesto, incapaces de despegarnos por completo de nuestra naturaleza animal. Y el agresor, fuera de la jaula jactándose de nuestra condición, son todas esas situaciones que pasaré a ejemplificar…


En la oficina: Marketing

Riiiiing…

- Diammet, buenas tar…
- Espere un momento mientras transfiero su llamada.
(musiquita)

¿Qué se supone que tengo que hacer? Digo, no hay pérdida de tiempo mayor que la que se da esperando en el teléfono, ya la musiquita esa te hace acordar las horas que pasas diariamente tratando de quejarte o de ponerle el roaming al celu, o reclamando un pago… Ahora no solo tengo que esperar para solucionar mis problemas, sino que tengo que esperar YO porque a alguien se le ocurre que quiere hablar conmigo, de algo que yo no sé. Y lo peor de todo es que seguro, pero SEGURO, vamos a hablar de un tema que a mi no me interesa en lo más mínimo, como por qué yo tengo que comprar el nuevo paquete de larga distancia de Telefónica, o porque me tengo que cambiar a Fibertel, o porque tengo que pasar los números de mi tarjeta de crédito y ganar un viaje a la polinesia para 2 personas todo incluido!
En términos más simples: FLACO, VOS ME ESTAS CARGANDO?!?! COMO CARAJO SE TE OCURRE QUE YO VOY A ESPERAR EN EL TELÉFONO DEJANDO DE HACER LO QUE ESTOY HACIENDO HASTA QUE VOS TE DIGNES A ATENDERME!!!! SI QUERES HABLAR CONMIGO, ESPERÁ VOS EN LINEAAAA!!!
Y le corté, obvio…

En el super: Paciencia

Leche… Llevo 2, no mejor 3. ¿Habrá cacao en casa? Tengo que ver si esta el nuevo cacao de cindor, lo quiero probar… Seguro es igual pero…

Niño 1: Má… Má… Mami… Mirá mama… Mamaaa… Má…

Ehhh… ¿Qué estaba pensando? Ah, si, la cindor. Primero voy a la verdul…

Niño 1: Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… Mira esto… Mamá… Ma… Maaa…

No, claro. Yo entiendo que vos como madre desarrollaste una determinada inmunidad para poder ignorar el sonido de esa criatura que engendraste y que evidentemente no es muy lucida si se sorprende tanto por un paquete de galletitas, pero ¿por qué nos torturás a todos? Atendelo, callalo, matalo, cortale las cuerdas vocales…

Niño 2: Buuuuaaaa… Buuuuuaaa… BUUUUUUUUUUAAAAAA…

Ah, pero mira que buena combinación…


En la calle: Competencia

Digo, ¿es necesario que aceleres cuando yo quiero entrar en la calle? Venías a 30km/h, me ves que me voy a meter y acelerás a 60 km/h, te llevas puesto el lomo de burro, no te importa nada, rompés todo. ¿Y para qué? ¿Para que yo no me ponga adelante tuyo? ¿Para llegar más rápido? ¿A dónde vas? ¿Qué tanto más rápido vas a llegar?
¡Están LOCOS!

En la calle: Desconsideración
¿Ahí vas a estacionar? ¿En la esquina? ¿Posta? ¿Es para que nadie más pueda doblar? No, ya sé que tenés las balisas, pero no son un comodín. Pido balisas y hago cualquier cosa... ¡No es así! NO ES ASII!!

En la calle: Protección

No, tenés razón. ¿A mi que carajo me importa que uses el casco en el codo? Si para vos es más importante salvar el codo, es tu problema, en la cabeza claramente no tenés nada que proteger. El único detalle es que si seguís metiéndote entre todos los autos, y pasando por la derecha, capaz, CAPAZ… sin querer te atropello y te matas. Codo intacto, pero te matás, y como le explicamos a tu familia que no es justo que me hagan un juicio porque el codo está bien!


En casa: Hablando de ramas…

-¿Sabés el teléfono de María?
-Vos sabés que justo ayer la quería llamar, bah, en realidad no la llame porque no me dieron ganas de escucharla otra vez quejarse del marido, pero si no la llamo se va a pensar que estoy enojada. Sí, mejor pasame cuando terminas de hablar así la saludo y de paso…
-¿Tenés el número?
- Ay, desde que lo cambio que siempre pasa lo mismo, no me lo puedo memorizar, no se por qué. Estoy trabada con ese número. Era 4… 666… o 668… No no, era 666, porque el anterior era 668. Y después no sé si es 3045 o 4530. Ay no sé, no estoy segura. Pará que me fijo en el celular. ¿Dónde lo deje? ¿Me pasas los anteojos que deje en la cartera?
- Deja, mejor la llamo otro día…

Yo quiero prestar atención, más que nada porque la pregunta la hice yo, pero es necesario tardar tanto, hablar tanto. Es una pregunta simple, ¿sabes el teléfono de María? O sea, o lo sabes o no lo sabes, pero por qué hay que crear tanta expectativa. Decime “no, no lo sé”, yo me arreglo, pero decimelo rápidoo!!


En la casa: Redundancia


-¿Dónde está el control?
- Fijate en el sillón. Porque yo ayer estaba ordenando y lo vi en el sillón verde. Levantale bien los almohadones porque estoy casi segura que quedó ahí. En el sillón verde del living, en el que siempre me siento yo, no en el azul, en el de la esquina. Si no está ahí, capaz en la repisa, pero creo que en el sillón verde… Hay que limpiar esos sillones porque no se les nota pero deben estar sucios ya. Con la aspiradora en un toque lo hacemos. Bueno, pero mira ahí en el sillón que me parece que lo vi ahí, en el sillón verde…

Sin palabras…

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