Dos expresiones del mismo sentimiento

A veces es lo que me decís, o la manera. A veces es lo que hacés, pero en general es lo que no... A veces esas cosas me irritan, o sólo me lastiman. Me lastimás vos. Y quiero matarte y quiero que desaparezcas junto con ese dolor en mi pecho que me asfixia y que me amarga, que me quema... Sangra pero por dentro, y es peor porque no encuentra salida, no sabe donde ir y se dispersa, se expande, se reproduce en desesperación, acaba poseyéndome entera. Entonces te odio, te detesto con el alma...

Pero de pronto, me miran tus ojos como perdidos, brillan tristes invadiendo mi infierno de ternura. La imagen infernal se esfuma tras tu cara y ya no importa. Y todo ese odio se vuelve contra mí, por haberte hecho sentir así.

Yo sólo quiero ser causa de tu sonrisa, y si hay lágrimas que sean de alegría, y si hay suspiros que sean de amor, y si hay sufrimiento que sea de tanta pasión.

Es ahí cuando me arrepiento, me tiro para atrás. Es ahora cuando busco tu mano para sentir que no te pierdo, cuando te doy un beso que dice que no importan mis palabras, que no te confundas, que yo siempre te quiero. Es que de vez en cuando me dejo llevar por impulsos superfluos, efímeros, que son circunstanciales pero como todo lo que siento por vos, son emociones fuertes, y no las controlo, y me dominan. No sé apartarme, hacerme inmune... Pero quiero mejorar, ser mejor para vos. Igual no voy a cambiar, no seas iluso. Puedo adaptarme, lo voy a intentar al menos.

Y de nuevo son tus ojos... y es tu cara... y sos vos.

Y de nuevo sos perfecto... y no hay reproches... Y te quiero.