Siempre quise pensar que soy de las personas que salen a buscar, o que se quedan intentando transformar las cosas en lo que quieren. Me parece una actitud activa, o no-pasiva, para que no suene redundante. Tengo la necesidad de sentir que hago algo para llegar a lo que quiero, que no me conformo con lo que hay, que no lo dejo en manos del destino ni del azar. Me pareció que no estaba mal, que era una buena cualidad.
No es que ahora piense lo contrario, pero sí que estoy malgastando mi energía. Que a veces las cosas son lo que son, y no hay más, y no se puede cambiar. Estoy empezando a considerar que a veces lograr aceptar, no significa resignarse o conformarse, es simplemente ver la realidad, y con el panorama claro, tomarlo o dejarlo pasar.
No siempre me puedo subir a cualquier tren y convencer al conductor de que vayamos a donde yo creo que es el lugar, a veces es necesario cambiar de tren, y hacer conexión y seguir saltando, y dejar a todos atrás. Tal vez más adelante nos volvamos a encontrar, o que más da.
A veces me suena a fracaso, pero en el fondo sé que es mi personalidad caprichosa que no sabe aceptar. Son pocos los deseos que la vida no me quiso dar, tal vez con algunos otros hubiese aprendido más.
No me gusta desconectarme, porque mi mente olvida con facilidad, y mi corazón rencoroso ya no te dejará entrar, supongo que esa es otra de las cosas habría que aprender a cambiar.
He tratado tanto tiempo de modificar el contexto para que se adapte a mi, tal vez sería más práctico a la inversa. Pero con esta cabeza tan dura, este corazón tan blando y esta actitud tan caprichosa, con razón tomé el primer camino…
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