viernes, 10 de febrero de 2012

Demencia femenina

Será que estamos en la era del análisis psicológico, que todo tiene que tener como un sentido escondido, una locura detrás del comportamiento. Será eso o que ya me di cuenta, que algo está claramente mal con todos nosotros. En algún punto derrapamos, siempre… Pero las que más derrapamos, las que más problemas tenemos, somos las mujeres, porque estamos locas, es cierto, lo negamos, nos defendemos, lo peleamos a muerte, pero en el fondo lo sabemos, esta claro, no estamos bien…
No tenemos la culpa, porque evidentemente algo nos hicieron, o lo que es peor, nacimos así y no lo podemos evitar. Entiéndannos, tenemos nuestras cosas buenas también… En algún lugar. Somos tiernas, somos lindas, un poco desquiciadas, pero nada más. No es tan grave.
El primer paso es siempre reconocer el problema, empecemos por ahí. Antes de que se cansen de nosotros y el mundo se vuelva gay.
Cortemos con el asuntito del romanticismo. El hombre no fue diseñado para entender ese concepto, por más de que lo exijas, no va a llegar, no lo esperes más… Cada pelea en que lo tirás, te quedás pensando “ahora que se lo dije, no quiero que lo haga”, pero en el fondo sí querés que lo haga, o sea, no va a tener el mismo valor que si lo hubiese hecho solo, pero aún así lo necesitás, porque sino ¿qué onda? ¿No te escucha tampoco? (Y no, hace rato que ya no te escucha, pero odiás que se evidencie así). Entonces no le digas “ahora no quiero nada” porque sí querés, SI QUERES!!. Es más, extendamos el concepto, dejemos de decir lo contrario de lo que pensamos, no se nos entiende nada!
Y si tenés LA suerte, de agarrarlo en un momento de lucidez repentina y que sí te escuche, porque todavía no sobrepasaste el límite de quejas por minuto, y todavía te escucha, haceme caso y tené excesivo cuidado con lo que decís. Porque se va a tomar literal, porque el hombre es así: literal. Entonces, no pidas flores, NUNCA pidas flores, porque realmente no queremos que tiren la plata en flores carísimas (porque van y las compran) a menos de que nos lleguen por correo al laburo o a algún lugar muy público en el que podamos alardear de ellas. E incluso así, en el fondo vamos a pensar “Puta! Me cago! Es obvio que me cago!” Pero bueno, por lo menos se las podés echar en cara a tus “amigas” y que se mueran de la envidia… Van a decir “Seguro que la cago…”, pero en el fondo se mueren de la envidia, y vos lo disfrutás. Eso es lo único para lo que queremos flores, sépanlo, asúmanlo, créanlo…
Por otro lado, es importante, ante todo, que veamos la realidad. Y la realidad es que el único romántico que nos toco en la vida (porque casi siempre hubo uno), era un boludo; porque la línea que divide el romanticismo de la estupidez, en el hombre, es extremadamente delgada. “El romántico” es ese que no tiene chance, que te puede bajar la luna y vos por dentro pensás “no te toco ni con un palo, ni con un palo… Dejá de hacer esto porque me da cargo de conciencia y ni con un palo…”
Y que pasa con el asunto de la sorpresa?? Y en esta me re prendo, yo también quiero que me sorprendan, pero… ¿Para qué? ¿¿Con qué fin?? ¿¿Qué es lo que quiero y por qué tiene que ser secreto?? Una locura, demencia absoluta.
Y por último, lo mejor… Las mujeres sin vida, las que se quejan porque él se va todo el fin de semana y ella se aburre. “Nunca salimos”, ¿pero qué sos? ¿¿un perro?? Mi perro me hace ese planteo, ¡¡por Dios!! Querés pasear, ponete la correa y sacate vos solita, negra!! ¿Se va todo el fin de semana? Armate un fiesta loca y capaz que viene a ver que onda, pero si estás ahí tirada, quejándote de todo, exigiendo y pidiendo cosas intangibles que ni vos sabés que son… Y… es un embole estar con vos, agradecé que cocinas rico y al final del día toman coraje y te vienen a visitar…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo Sabía!!!!